El proyecto se presentaba con un terreno con mucho frente y poco fondo, apenas 18 metros de fondo, para lograr generar un jardín interesante.
Esto nos llevó a diseñar un jardín vertical en la pared divisoria a la colindancia. Era una nueva experiencia
que nos gustó mucho. La fachada también era un reto ya que daba directamente a la calle y así rompía con un callejón lleno de paredes, queríamos romper con el paradigma de ese condominio y se logró resolver con la celosía de madera y una facha completamente abierta, sin muro perimetral.